El termómetro alcanza los 30 grados a la sombra, incorporas el calzado con ventilación a tu vestimenta habitual y sueñas con remojarte en la piscina, el mar o en un charco si es necesario. Pero eso no es lo peor. Lo peor está por llegar y duele más que una quemadura solar por dormirte boca abajo sobre la arena: las visitas de tu blog caen al ritmo al que se derrite un helado en verano.
Por más que le duela a tu orgullo, las ‘analytics’ no mienten. Tus “fieles” seguidores están dorándose en la playa o descubriéndose a sí mismos en la montaña. Y tú escribiendo…
La bloguitis veraniega, esa ansiedad que nos acecha cuando bajan las visitas en verano, tiene fases y síntomas fáciles de identificar:
- Sorpresa: Un día hacemos una visita rutinaria a nuestras ‘analytics’. Ves unas cifras ligeramente menores y piensas que se trata solo de un “ajuste temporal”.
- “No puede ser verdad”: El segundo día un pequeño nudo comienza a ascender progresivamente desde el estómago, y al cuarto día este ya ha coronado su ascenso final a la altura de la garganta. Las visitas no levantan cabeza y los comentarios han disminuido notablemente. Sientes que todo se derrumba, que eres el peor blogger del mundo y que tu proyecto no tiene sentido. Entonces aparece la pregunta trampa: ¿Quién me mandaría a mí meterme en esto?
- Mal sueño: Después de unos días recurrimos a la negación y concluimos que el mundo no tiene ni idea, que Google está equivocado y que todo es una conspiración. Si eres supersticioso tal vez lo achaques a no haber encendido una hoguera para celebrar el solsticio de verano.
- “Es verdad”: Que sí. Que es verdad. Acéptalo. Las visitas no van a crecer por más que lo intentes.
- Acción: Si eres persistente intentarás buscar soluciones para experimentar ese chorro de optimismo que se siente cuando sube el tráfico de tu web. Con un poco de suerte el verano se habrá acabado y las visitas habrán aumentado por sí solas. Si no has aprendido la lección, puede que el próximo verano te vuelvas a llevar otra “sorpresa”.
Date un respiro
La buena noticia es que la ‘bloggitis’ veraniega tiene remedio.
- Haz cosas nuevas: El verano es tiempo para innovar, sorprender a tu audiencia (la que queda) y a ti mismo. Inaugura una nueva sección donde publiques temas con un enfoque original. También puedes dar voz a los usuarios y pedir su colaboración generando contenidos.
- Hora de cambiar: Si has sufrido un gran descenso de visitas tal vez sea el momento, ahora que no te ve “nadie”, de hacer todos esos cambios para los que nunca tienes tiempo: el rediseño de la web, retoques aquí y allá, escribir ese ebook, planificar proyectos a más largo plazo… Puede que quieras aprovechar el bajón veraniego para formarte en áreas de las que puedes sacar partido el resto del año…
- Resiste: No te dejes vencer por el pesimismo y abandones completamente tu trabajo. Al otro lado aún hay lectores que esperan tus publicaciones. Recuerda que el esfuerzo que realices ahora sacando nuevos posts adelante será recompensado más tarde cuando las visitas vuelvan al nivel habitual.
- Planifica unas vacaciones: ¡Te lo has ganado! Tus lectores lo entenderán. Al fin y al cabo mucha gente echa el cierre en su negocio por unas semanas, ¿no? En cualquier caso, esto no significa desaparecer sin más. Siempre puedes dejar unos temas de nevera y solo necesitarás hacer clic para publicarlos mientras te tomas un cóctel en la piscina. Tus lectores más fieles, que seguramente estén ahí incluso en verano, te lo agradecerán enormemente.
Nos hemos guardado una buena noticia para el final. Recuerda que no es verano en todo el planeta. Y que en el otro hemisferio, si es que no tienes mucha presencia allí, hay internautas potencialmente interesados en tus contenidos. ¿Por qué no aprovechar el verano para trazar un plan de promoción de tu blog a gran escala?