Desde pequeños nos han contado que a Newton le cayó una manzana en la cabeza y descubrió la Ley de la gravedad, o que Arquímedes salió a la calle gritando “¡Eureka! ¡Eureka!” cuando resolvió el problema de la corona de oro. Hemos crecido asociando la palabra ‘invención’ a una bombilla que se encendía sobre nuestros personajes favoritos de dibujos animados. Por eso las mentes inquietas buscamos nuestra manzana y querríamos ver una bombilla encima de nuestras cabezas al mirarnos al espejo. Y sin embargo, no. El momento Eureka nos esquiva.
La buena noticia es que las grandes ideas no son patrimonio de unos privilegiados de la Historia. Todos podemos tenerlas con un poco de perseverancia. Es muy romántico pensar en Newton y la manzana, pero lo que nadie nos cuenta es la cantidad de horas que Newton debió invertir en resolver el problema. Sin ese esfuerzo previo, las bombillas no se encienden y las manzanas que caen solo provocan contusiones.
Cuestión de actitud
No queremos quitarle la ilusión a nadie que crea en las ‘coincidencias’ y en las dichosas ‘manzanas’. Pero cuando la creatividad es el pan que nos da de comer, las probabilidades de que se alineen los astros y demos con la idea del siglo son muy bajas. Por eso se necesita un método, organizado pero flexible a la vez, que haga aflorar todas esas grandes ideas potenciales que llevamos dentro. De eso trata el proceso creativo.
El proceso creativo tiene probablemente un 10% de proceso como tal, y un 90% de estado mental. De nada servirá realizar este ejercicio sin la actitud adecuada. Sería como irse a caminar al monte con zapatos de boda. Según Josh Linkner, autor del libro sobre creatividad “Disciplined Dreaming”, es muy importante saber “lidiar con la ambigüedad y la incertidumbre”.
Estas son algunas de las características principales del proceso creativo:
- Es un proceso no lineal. Consta de una serie de pasos que te ayudarán a marcar el camino y no perderte. Pero esto no significa que sea rígido. A veces tendrás que volver atrás y dar algunas vueltas. De lo que se trata es de que la chispa creativa acabe produciéndose.
- Es necesario que dejemos a un lado nuestro ‘yo’ más racional, solo así podremos dar pie a las mejores ideas. No hay respuestas correctas o incorrectas, solo ideas.
- Las mejores ideas surgen por colaboración, no de forma individual. De ahí que el proceso creativo no sea una actividad individualista, sino que busca aprovechar el trabajo en equipo.
El proceso creativo, paso a paso
Numerosos autores han teorizado sobre el proceso creativo y lo han dividido en múltiples fases de nombres diferentes. No obstante, todo el proceso puede ser resumido en estos pasos, inspirados en el libro “Disciplined Dreaming”: Intuición, explorar y definir, preparar, inspirarse, seleccionar.
- La intuición: Si eres una persona curiosa es probable que tengas numerosas ideas cada día, y que algunas de ellas te parezcan geniales y sientas que pueden funcionar. En esta primera fase nos guía la intuición. Y la intuición es una capacidad genial que tenemos para sobrevivir en nuestro día a día. Pero no podemos quedarnos parados en ella. El problema es que pensar más allá da miedo. La intuición nos dice lo que queremos oír. Si es verdad o no es otra cuestión. Y para averiguarlo hay que dar un pequeño salto al vacío. Todas las ideas empiezan con intuiciones, pero no todas las intuiciones acaban en ideas. Así que, sigamos…
- Explorar y definir: Esa chispa o cosquilleo que llamamos intuición es solo el principio del camino. Para seguir adelante hay que investigar y generar nuevas ideas sobre la idea inicial. Explora, explora y explora. No juzgues tus ideas. Porque tu ‘yo’ racional puede comportarse en este momento como un auténtico demonio. Los procesos relacionados con la creatividad se producen en la parte derecha de nuestro cerebro, mientras que el izquierdo es el lado analítico y a menudo el más dominante, que tiene la tendencia a pisar el trabajo de su vecino en cualquier momento. Por eso es vital mantener una mentalidad abierta en esta etapa. Esta fase tiene como objetivo que conozcas lo máximo posible el reto al que te enfrentas desde múltiples perspectivas. Para ello puedes realizar diversas técnicas creativas, como la de “los cinco por qués”, qué consiste en realizar cinco preguntas que empiezan con “por qué”, una detrás de otra. Con todo ese conocimiento, podrás elaborar un documento que contenga una descripción del proyecto o idea, contexto sobre cómo se ha gestado dicha idea, la audiencia, los tiempos, etc. Estas son algunas preguntas que querrás responder en este documento: ¿cuál es el problema que quieres resolver? ¿Qué necesidad hay de cambiar las cosas?¿Para quién es la idea? ¿Hay ideas competidoras? ¿Cómo medirás el éxito?
- Preparar: El proceso creativo es en sí mismo un camino de preparación constante, en el hay que entrenarse como lo haría un atleta. Prepararse significa tener un espacio que propicie la creatividad y cambiar el chip para dar rienda suelta a nuestro “yo” más creativo y libre. Algo tan simple como lanzar un balón de playa entre los asistentes de una reunión durante 90 segundos puede cambiar la atmósfera de la sala por completo. También puedes jugar a videojuegos durante cinco minutos, intercambiar información sobre series favoritas con compañeros, organizar sesiones de dibujo libre, contar chistes o hacer un puzzle. Estas son actividades que motivarán la creatividad en un momento concreto. En el caso de una empresa o un equipo, Josh Linkner recomienda desarrollar una cultura de la creatividad, con una serie de valores que se vean reflejados en actividades o acciones específicas. Por ejemplo, si la cultura de tu empresa quiere incitar a que los empleados sean creativos, puedes darles una cámara a cada uno para que graben un corto de un minuto sobre algo que les llame la atención. Otro ejercicio interesante puede ser proponer un reto a los miembros de tu equipo y ofrecer un pequeño premio para el mejor, o plantear una tarea con la intención de ver quién tiene la idea más descabellada, en vez de la más predecible.
- Descubrir: Este paso consiste en contemplar tu reto desde otra óptica. ¿Puedes mirar el problema que tratas de resolver como si fueras un cliente? Y ahora, ¿puedes hacerlo pensando que eres un artista? ¿Y un multimillonario? El reto es analizar el problema desde otra óptica y, si es posible, darle la vuelta por completo. Por ejemplo, en vez de crear un blog de recetas para toda la familia, ¿y si creásemos un blog de recetas fáciles de cocina que pueden hacer los más pequeños?
- Inspirarse: Para que haya un incendio (la gran idea), primero hay que prender la mecha (inspiración) para que genere chispas (pequeñas ideas). Junta a compañeros y amigos de diferentes especialidades o departamentos, de forma que cada uno tenga oportunidad de dar su visión sobre el problema, desde su propia experiencia. Si tu objetivo es escribir un ebook, puedes seguir el método de Hemingway, es decir, terminar cada día comenzando el capítulo siguiente, y no al final. De esta forma, el autor estadounidense mantenía el proceso creativo en marcha y no se enfrentaba cada mañana a una página en blanco. En esta fase, es tan importante propiciar nuevas ideas como protegerlas. En “Disciplined Dreaming”, Josh Linkner recomienda no juzgar, no comentar, no modificar, no ejecutar, no preocuparse, no mirar atrás, no desconcentrarse y no desmotivarse. Precisamente, para evitar que algunas buenas ideas sean destruidas por mentes dominantes, se puede invitar a los miembros del equipo o participantes de la sesión a anotar su idea en un papel, que después se colocará en el centro de la mesa. Todos los papeles se extraerán uno por uno, y cada persona tendrá que profundizar en las ideas.
- Seleccionar: Es hora de escoger las mejores ideas. Por tanto, de cambiar otra vez el chip del modo generar ideas al de selección. Hay varios métodos para filtrar todas las opciones, como asignar una serie de parámetros y una puntuación a cada uno de ellos. El baremo puede ser más tradicional, teniendo en cuenta factores estándar de mercado, o personalizado, que considere elementos que son importantes para tu empresa. Otra forma divertida de hacerlo es anotar las ideas en varios papeles que se cuelgan en varias zonas de una mesa. Después, los miembros del equipo pueden votar sus ideas utilizando fichas de póker. Imaginación al poder.
¿Y tú? ¿Utilizas algún método o técnica para ser creativo? ¡Compártelo en comentarios!
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