Hace poco os propusimos una rutina de ejercicios para poder escribir todos los días. Estos ejercicios estaban destinados a desarrollar el oficio de escribir, porque es esto, y no la inspiración, lo que nos hace publicar con frecuencia pese a estar reventados después de un día de trabajo. Es decir, las buenas ideas son como el flamante motor de un deportivo, pero el oficio es la gasolina que lo hace moverse. Ahora que muchos ya tenéis provisiones de combustible suficiente es hora de trabajar en la parte más sofisticada: el motor, las ideas, lo que nos inspira y motiva.
Lo que aquí nos proponemos es desarrollar una serie de capacidades mentales y una disposición que nos sirva de base para tener buenas ideas. Como ya dijimos en un artículo sobre el proceso creativo, las buenas ideas no surgen como fruto de un proceso lineal y rígido, pero ello no significa que no podamos apoyarnos en un método organizado y flexible a la vez.
El entrenamiento se centra en reforzar diversas habilidades, como escuchar a nuestra intuición con respeto pero cierta distancia, explorar nuestras ideas, saber preparar el clima propicio para ser creativo (como quien se prepara para un maratón), aproximarnos a nuestras ideas desde otro prisma, dejarnos inspirar por el entorno sin sucumbir a la influencia externa y, por último, y quizás lo más difícil, tomar decisiones.
- Día 1: Piensa en un objetivo, real o ficticio, como por ejemplo, ir a la Luna o solucionar el hambre en el mundo. Ahora, piensa en 10 formas diferentes para conseguirlo.
- Día 2: Vuelve sobre las 10 ideas que escribiste el día anterior y piensa en los aspectos positivos y negativos de cada una de ellas.
- Día 3: Piensa y anota 10 obstáculos potenciales que te dificultarían conseguir tu idea.
- Día 4: Ahora piensa sobre cada uno de los problemas que se te han ocurrido e intenta buscar una manera de solucionarlos.
- Día 5: Imagina que se te pide formar un equipo de cinco personas para ayudarte a conseguir el objetivo. ¿A quiénes contratarías? ¿Qué visión crees que aportaría cada integrante? Deja tu imaginación volar, puedes contratar a quien quieras, una persona famosa o un profesor de tu antiguo colegio.
- Día 6: Descanso: dedica el día para escuchar música, leer, pasear o hacer deporte. Lo importante es hacer cosas que te inspiren.
- Día 7: Imagina que debes asignar cargos a cada uno de los integrantes de tu equipo. Por ejemplo, si tu meta es llegar a la luna, uno de estos puestos podría llamarse “Responsable de finanzas lunares”. Crea cinco cargos y asígnalos a tus empleados siguiendo alguna lógica (por ejemplo, sus habilidades según los requerimientos de cada puesto). Cuando hayas terminado, date una vuelta y regresa 30 minutos después. A continuación deberás reordenar a tu equipo de forma que cada integrante (o la mayor parte) esté ubicado en un puesto diferente, aplicando un criterio distinto del anterior.
- Día 8: Piensa en cinco sucesos inesperados que supondrían un reto para la consecución de tu objetivo. Anota cada uno de ellos en un papel e introduce todos los papeles en una bolsa para extraer uno a ciegas. Con el reto seleccionado, deberás anotar cómo impactará en el trabajo que desempeña cada miembro de tu equipo.
- Día 9: Hoy trabajaremos un ejercicio para entrenar nuestra capacidad de relacionar y combinar ideas. Piensa cómo podrás superar el reto elegido el día anterior mezclando las habilidades de todos tus empleados.
- Día 10: Te han despedido como jefe del equipo. Tal vez creas que has llegado al final. Pero no. Ahora eres una persona completamente diferente. ¿Quién quieres ser? Elige a otro personaje, sea quién sea. Ahora piensa en cómo esta persona abordaría tu objetivo. ¿Lo haría igual que tú? ¿Utilizaría otra estrategia? ¿Destituiría a algún empleado y contrataría a otros? En ese caso, ¿a quién?
- Día 11: META. Buena suerte y, sobre todo, buenas ideas 🙂
Comentarios: 2