Uno de los aspectos más interesantes de la redacción es que una misma palabra puede estar bien escrita de formas diferentes. Podemos tener una predilección especial por decir Nueva York en lugar de New York y ambas son perfectamente correctas.
Del mismo modo, podemos emplear “quizá” o “quizás” sin temor a estar cometiendo una incorrección con ninguna de las dos. Lo mismo ocurre con “mayonesa” y “mahonesa”. Es una cuestión personal, una elección libre.
A esto lo llamamos estilo.
Sin embargo, precisamente por tratarse de elecciones que hacemos a la hora de escribir, lo que no es correcto es cambiarlas. En una publicación con cierta calidad, se espera que el autor o autores sean coherentes consigo mismos ya que se da por hecho que detrás de esas decisiones existe un criterio.
Y son muchas decisiones. Desde el uso de comillas, mayúsculas o cursivas, la numeración, títulos de obras artísticas o hasta unidades de medida… hay multitud de cuestiones lingüísticas que pueden ofrecer dudas. Recordarlas puede resultar difícil después de un tiempo, y sobre todo si tenemos un blog colectivo, será necesario dejar constancia de estas preferencias en algún documento que todos los colaboradores puedan consultar.
En los grandes medios, para documentar esto existe lo que se denomina “libro de estilo”, un pequeño manual donde quedan recogidas esas preferencias y la razón. También existen este tipo de guías en otros entornos académicos como la medicina, la abogacía o la industria. El proyecto Wikipedia, por ejemplo, cuenta con un completo manual de estilo que describe de forma exhaustiva normas ortográficas y normas generales de estilo.
A la hora de establecer unas líneas editoriales en tu blog, puedes adoptar directamente cualquiera de estos manuales de estilo, pero como en todo, lo mejor es que confecciones el tuyo propio.
Si en tu blog estáis organizados de forma jerárquica, en estas decisiones el editor de contenidos o redactor jefe tiene voto de calidad. Si no, se pueden ir consensuando a medida que surja la oportunidad, y después dejar constancia de ello en el libro de estilo.
Si vas a empezar de cero, aquí tienes algunas sugerencias para elaborar tu propio libro de estilo:
- Nombres de lugares. ¿Utilizaremos el nombre en el idioma de origen o la versión castellanizada? Ejemplos: Nueva York – New York, Londres – London, Pekín – Beijing.
- Comillas. ¿Qué signo vais a utilizar para entrecomillar frases? En castellano lo más correcto es emplear las comillas españolas («»), pero por influencia del mundo anglosajón están más difundidas las comillas inglesas (“”). También están las comillas simples (‘’)
- Palabras extranjeras. ¿Cómo vas a distinguirlas en tus textos, mediante cursiva, comillas? ¿O bien vas a utilizar las versiones castellanizadas?. Ejemplo: croissant – ‘croissant’ – cruasán.
Si tu blog pertenece a un sector muy específico, como la tecnología, la moda o la gastronomía, es posible que prefieras tratar como españolas palabras que están muy asentadas entre tus lectores, como por ejemplo smartphone, baguette o… blogger 😉 - Títulos de obras artísticas. ¿Los vas a citar en cursiva o mediante comillas? Ejemplo: “La gata sobre el tejado de Zinc” – La gata sobre el tejado de Zinc.
- Unidades de medida. ¿Metros y kilómetros o bien pies y millas? ¿Grados Fahrenheit o Celsius? Tendrás que investigar un poco a tu público para conocer cuál de estas opciones le resulta más natural.
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